¡Hola a todas y a todos!
Os doy la bienvenida a la primera entrada del blog que pertenece a la materia
de «As Linguas Estranxeiras no Contexto Español e Internacional», en la que
voy a realizar una pequeña reflexión acerca del tema 1, que versa sobre la
enseñanza de las lenguas extranjeras en las aulas.
A lo largo de la historia, el dominio de diferentes lenguas siempre ha sido algo fundamental, ya que otorgaba un cierto poder a la persona que las hablaba, la cual pasaba a convertirse en un agente necesario en las relaciones establecidas entre las diferentes naciones. ¿Os imagináis un tratado de comercio o una conferencia de paz sin que las partes implicadas pudieran entenderse?
Además, la lengua también ha sido, en un período mucho más reciente, un
elemento esencial en los movimientos nacionalistas del siglo XIX,
principalmente en Europa, ya que suponía una seña de identidad (por ejemplo, en
Alemania, Italia o Hungría).
Por lo tanto, vemos cómo la política y las lenguas siempre estuvieron muy
vinculadas y, como era de esperar, su elección a la hora de ser impartidas en
las aulas también responde, en cierto modo, a motivaciones políticas.
Un ejemplo de esto lo encontramos reflejado de manera clara en la
generación de nuestros padres y madres, que asistieron al colegio en plena
dictadura franquista. En la mayor parte de los casos, su primer contacto con
las lenguas extranjeras fue durante la época escolar y el idioma que se
aprendía por excelencia era el francés, puesto que por razones ideológicas el
inglés no estaba bien visto. También estaba ligado a la ideología del régimen
de Franco que los idiomas cooficiales (gallego, catalán y euskera) estuvieran
excluidos de todos los ámbitos públicos y, por supuesto, de la enseñanza,
tratando así de privarnos de nuestro patrimonio cultural y de nuestra
identidad.
Sin embargo, ya en época democrática y con la implantación de las
diferentes leyes educativas vigentes desde 1975, el inglés es el idioma
hegemónico dentro de la enseñanza de lenguas extranjeras, siendo el segundo el
francés y siguiéndole a gran distancia otros como el alemán, el italiano o el
portugués. A esto hay que sumar, que cuando los centros quieren que se imparta
una materia en lengua extranjera suelen elegir para ello, principalmente, el
inglés. Como vemos, la tendencia ha cambiado totalmente y, quizá, la
explicación venga dada porque el inglés es una de las lenguas más habladas en
el mundo, y suele ser, en su mayoría, la lengua vehicular de los negocios y de
la comunicación internacional. Por estos motivos, es uno de los idiomas más
estudiados a nivel mundial y, por supuesto, dentro de la Unión Europea.
Parlamento Europeo |
En la actualidad, la pregunta que se nos plantea es la situación en la que va a quedar la lengua de Shakespeare dentro de la Unión Europea con la aprobación del Brexit y, por tanto, tras la salida del Reino Unido de la entidad geopolítica. Hay que tener en cuenta que uno de los objetivos establecidos por la UE es que sus ciudadanos y ciudadanas puedan expresarse en dos lenguas diferentes a la materna. La primera situación que se nos puede presentar es que todo siga igual, es decir, que el inglés siga siendo una de las lenguas más estudiadas dentro de las aulas, al permitir una comunicación global. Otra situación que puede darse es que en los centros empiece a tener más peso el francés o, incluso, el alemán, volviendo a ser la lengua de los negocios y de las relaciones internacionales en el continente, como ya lo fue en el pasado.
Sin embargo, en mi opinión, pese a la salida del Reino Unido de la Unión
Europea y al descenso considerable que ello supondrá de personas que tienen el
inglés como su lengua materna, los estudiantes tanto españoles como
comunitarios van a seguir teniéndolo como primera lengua extranjera. El motivo
principal es que las relaciones internacionales, el mundo de los negocios y la
comunicación internacional no van a verse demasiado afectados. Actualmente, en
un mundo que tiene como protagonista a la globalización, el inglés cumple un
papel de unión fundamental, al menos mientras el español no termine de coger la
fuerza y la presencia que las previsiones auguran en un futuro, ya que lo
sitúan como la lengua más hablada a nivel mundial.
Lo que sí puede llegar a suceder es que el número de estudiantes,
principalmente, de francés aumente ante el miedo de que empiece a ser una
lengua exigida cuando vayan a buscar empleo, si vuelve a convertirse en la
lengua franca de la Unión Europea, aprovechando la posición hegemónica a nivel
político y económico de Francia, igual que la que tenía hasta después de la II
Guerra Mundial cuando Estados Unidos, reforzado por su papel de «salvador» de
la economía europea, se alzó como primera potencia mundial.
Comentarios
Publicar un comentario